Transmigración de las almas Platón
Transmigración de las almas Platón
El concepto de "reminiscencia" o "anamnesis" es una noción fundamental en la teoría del conocimiento de Platón, quien en su diálogo Menón plantea una teoría al respecto
La llamada "teoría de la
reminiscencia" de Platón consiste, entonces, en afirmar que el conocimiento en
el hombre es innato; que el
alma
del ser humano conoce ya la verdad antes de encarnarse en el cuerpo, y que la
tarea del hombre en la vida es ir recordando todas las cosas que su alma ya
conocía, las cuales, como consecuencia del proceso de encarnación, habían sido
olvidadas. De esta forma, no es posible para el hombre ampliar sus
conocimientos, puesto que éstos se encuentran en él desde su nacimiento, sino
tan sólo sacarlos a la luz, recordarlos, y esto es lo que nosotros llamamos
"aprender".
El proceso de
reminiscencia de la verdad es un proceso dialéctico que viene posibilitado por
dos posibles recursos; en primer lugar, la percepción sensible de las cosas en
este mundo trae al hombre el recuerdo de las cosas verdaderas (ideas) que
pueblan el mundo inteligible en el que previamente habitaba el alma.
Así puede
el hombre recordar algunas primeras verdades; después, y puesto que en el mundo
de las ideas éstas se encuentran jerarquizadas y relacionadas entre sí, el
individuo puede ir recordando el resto de las ideas mediante un proceso de
reflexión intelectual.
En este camino hacia el recuerdo de la verdad, el ser
humano atraviesa por dos estados principales: la doxa ("opinión"), estado
de conocimiento que le lleva a tomar como verdaderas las cosas que percibe por
los sentidos, y la episteme ("ciencia"), estado en el que es ya capaz de
aprehender mediante la razón las ideas verdaderas, de las cuales constituyen
meras copias las cosas sensibles.
En cuanto al marco teórico
en el que insertar dicha teoría, lo cierto es que Platón apenas ofrece
referencias; en uno de sus diálogos aparece un mito en el que se explica cómo el
alma, que se encontraba libre en el mundo de las ideas, es condenada a
encarnarse en un cuerpo por algún tipo de falta cometida.
Cuando el cuerpo muere, el alma es juzgada; si el veredicto es positivo, esto
es, si ha conseguido purificarse, puede permanecer ya para siempre en el mundo
de las ideas. Si, por el contrario, no ha obtenido la purificación, deberá
encarnarse en sucesivos cuerpos hasta que la consiga.
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